domingo, 4 de enero de 2009

Cultura animal

¿Es la cultura un rasgo exclusivamente humano? Esta es una de las mayores controversias con las que siempre se han enfrentado biólogos y antropólogos pero, afortunadamente, poco a poco se van dilucidando respuestas fiables. Se define cultura como la transferencia de información por medios conductuales a través de enseñanza y aprendizaje, es decir, cualquier rasgo etológico no hereditario. Así, nos damos cuenta de que en la naturaleza existen muchos más ejemplos de animales culturales de los que nos imaginamos.

Desde tiempos muy tempranos se ha separado a los humanos del resto del mundo animal, entre otras cosas, por el hecho de poseer una rica cultura. Pero los estudios pioneros de Jane Goodall en Tanzania, con chimpancés que fabrican herramientas, y del macaco Imo, que enseñó a todo su grupo a lavar patatas en la japonesa isla de Koshima, han dado un vuelco inesperado a la comprensión del mundo natural, con las controversias que esto supone para un mundo en el que el ser humano se considera mucho más que un animal.

Generalmente se asocia cultura con el uso de herramientas pero esto no siempre se cumple. Existen muchos casos como el "robo" de conchas por parte de los cangrejos ermitaños o el uso de piedras en alimoches para romper huevos, que claramente son casos de uso de herramientas innatos. De la misma forma, existen muchos rasgos culturales que no tienen nada que ver con el uso de objetos. Un ejemplo es el de las aves que deben aprender a cantar gracias a las enseñanzas de sus padres.

Los casos más aceptados, sin embargo, de cultura animal se dan entre los primates, donde no hay ninguna duda de que chimpancés, macacos y gorilas hacen uso diario de sus aprendizajes. Pero no por ello debemos pensar que en el resto del mundo animal esto no ocurre. Ballenas, delfines, nutrias, cuervos e incluso las ratas presentan muchos rasgos culturales muy bien contrastados. Después de esto no debemos creernos tan superiores pues poco a poco nos damos cuenta de que el ser humano es mucho más animal de lo que el antropocentrismo clásico en un principio predica.